
El Vaticano se prepara para el cónclave entre el 5 y el 10 de mayo con 133 cardenales electores, implementando medidas de seguridad como inhibidores de señales, habitaciones selladas y autobuses especiales para garantizar el secreto. La Capilla Sixtina se convertirá en un 'búnker digital' impenetrable, con dispositivos que bloquean las comunicaciones celulares y cualquier intento de intrusión. Los cardenales deben jurar guardar absoluto secreto y cualquier violación se castiga con la excomunión.