
En el siglo IV, la juventud romana adoptó una forma de vestir considerada poco decorosa, con melenas largas y descuidadas, botas y chaquetas de cuero, y pantalones estrechos. El emperador Honorio promulgó tres leyes prohibiendo estas prácticas, con penas graves como el exilio perpetuo y la confiscación de bienes. A pesar de esto, la moda se mantuvo. La barbarización de la cultura romana se debió en parte a la influencia de los pueblos bárbaros y a la decadencia política y moral del Imperio. El historiador Amiano Marcelino describió la situación, mencionando la reunión de 20.000 jóvenes en el Foro para aclamar a una cantante. Las leyes fueron emitidas en 397, 399 y 416, pero su aplicación fue cuestionada debido a la crisis del Imperio.