
Federico de Dinamarca ha asumido el trono con un estilo más cercano y emocional, alejándose de las estrictas normas del protocolo real. Expertos como María José Gómez y Verdú critican su comportamiento informal, considerándolo un desafío a la autoridad y la legitimidad de la monarquía. Su lenguaje corporal y elección de vestimenta también han generado comentarios. Federico se enfrenta a un desafío importante: equilibrar su estilo moderno con el respeto por las tradiciones de la monarquía.