La arqueología es una disciplina que exige rigor, paciencia y metodología. La planificación antes de la excavación es crucial, ya que se realizan prospecciones geofísicas, se revisan las fuentes históricas y se llevan a cabo estudios topográficos para determinar el mejor lugar para excavar. El trabajo de campo requiere herramientas rústicas como picos, palas, carretillas y retroexcavadoras. La documentación es clave en esta fase, ya que cada capa de tierra extraída se documenta adecuadamente. El trabajo no termina cuando se concluye la excavación, ya que todo lo recuperado debe ser analizado, catalogado y conservado en laboratorios especializados.