
Un estudio en ratas publicado en The Journal of Neuroscience revela que las diferencias en la conducta prosocial tienen bases neuronales, hormonales y de experiencia social. Los investigadores clasificaron a las ratas en dos grupos: 'abridores' y 'no abridores'. Se encontró que las ratas que ayudaban tenían más interés por el contacto social y mostraban más actividad en regiones cerebrales asociadas a la empatía y la motivación social, como el núcleo accumbens, la corteza cingulada y la ísula. La oxitocina también jugó un papel importante en la conducta de ayuda, ya que las ratas que ayudaban tenían niveles más altos de receptores de oxitocina en el núcleo accumbens. El estudio sugiere que la variabilidad en la conducta prosocial tiene una base biológica y que la afiliación social y la oxitocina son clave para entender por qué algunos cerebros están hechos para cuidar.