
Un equipo de investigadores del centro suizo Empa ha desarrollado un material biodegradable y comestible llamado «dispersión de fibras vivas» (LFD), basado en las propiedades naturales del hongo split-gill. Este material tiene una textura tipo gel, es altamente moldeable y puede ser utilizado como emulsionante para alimentos o cosméticos. Los investigadores lograron secarlo en finas láminas resistentes al desgarro, ideales para crear bolsas reutilizables o envoltorios sostenibles. El material sigue vivo y produce de forma natural las moléculas que lo estabilizan, lo que lo convierte en una alternativa prometedora al plástico.