
Investigadores del MIT han desarrollado un componente de interconexión cuántica que permite a los chips cuánticos comunicarse entre sí sin contacto físico. Utilizando un cable superconductor que actúa como 'autopista cuántica', los chips pueden enviar y recibir fotones entre ellos, lo que posibilita la comunicación cuántica. Cada chip posee 4 qubits que usan como interfaz y consiguen convertir los fotones en datos cuánticos. El sistema permite detener la emisión del fotón antes de llegar y este se encuentra tanto emitido como retenido a la vez. Con un algoritmo han conseguido una tasa de éxito del 60% en la corrección de la distorsión de fotones. Esto podría permitir la creación de superordenadores cuánticos escalables y resistentes a errores.