
La automatización ha traído avances en todos los ámbitos, pero también ha revelado un lado oscuro: los robots pueden matar. El primer caso documentado se remonta a 1979, cuando Robert Williams falleció tras ser golpeado por un brazo robótico. Desde entonces, se han registrado cientos de muertes relacionadas con robots, la mayoría en entornos industriales. Los robots industriales suelen estar metidos en jaulas para evitar accidentes. También hay riesgos con vehículos autónomos y robots de asistencia médica. La responsabilidad no recae exclusivamente en la máquina, sino en errores de diseño, mantenimiento deficiente, programación inadecuada o falta de formación por parte de los operadores humanos. Antonio Flores Galea, profesor de Inteligencia Artificial y Big Data, destaca la importancia de garantizar que los avances tecnológicos se utilicen con sabiduría y supervisión.