
Steve Jobs, como líder de Apple, tenía una ética laboral que chocaba con la de la generación Z. En la época de Jobs, los empleados debían trabajar largas horas, incluso 80 horas a la semana, y se les exigía que priorizaran el trabajo sobre la familia. Esto llevó a muchos empleados a distanciarse de sus familias y a tener problemas de salud mental. La generación Z, por otro lado, valora la flexibilidad y el bienestar en el trabajo. Un libro de Brian Merchant documentó el ambiente de presión y miedo que Jobs creó durante el nacimiento del iPhone, lo que costó a muchas personas sus matrimonios. En 2017, un informe de Gallup concluyó que la gente joven no quiere mantenerse leal a un empleador cuando no se siente bien tratado. El 92% de los profesionales tecnológicos en España buscan trabajo aunque estén empleados, según el informe Tendencias del Talento España 2023.