
El Samsung Galaxy tiene varias funciones que consumen batería sin que el usuario se dé cuenta, como el Always On Display, que puede representar hasta un 5% de la batería diaria, los fondos animados, que requieren recursos gráficos y CPU, los efectos de movimiento, que consumen batería, la sincronización automática de apps, que consume datos, CPU y batería, y los widgets interactivos, que implican procesos en segundo plano que afectan al rendimiento y la duración de la batería.