
El nuevo trazado ferroviario de Mallorca, que conectará Palma con Llucmajor, ha generado incertidumbre y angustia entre los vecinos, quienes temen que el tren pase por encima de sus hogares y explotaciones agrícolas. Un centenar de vecinos, propietarios de unos setenta terrenos, se han movilizado para protestar por el trazado, que consideran que desfigura el paisaje rural y rompe el tejido agrícola. La directora general de Movilidad, Lorena del Valle, asegura que el proyecto no afectará a las viviendas y que no hay definida ninguna expropiación. El trazado ferroviario tendrá 30 kilómetros de longitud, de los cuales 20 estarán en superficie y 10 serán subterráneos. Los vecinos afectados denuncian la falta de información y la posible afectación a los caminos rurales y el acceso a suministros esenciales como el agua.