
La comunidad latina en Estados Unidos ha dejado de beber Coca-Cola debido a una serie de campañas en redes sociales que acusaban a la empresa de mantener relaciones financieras con políticos y grupos que respaldan políticas migratorias restrictivas. Esto ha llevado a una caída inusual en ventas en áreas con alta concentración de población hispana, como Texas, California, Arizona y Florida, con una reducción del 15% al 20% en la venta de productos Coca-Cola en comparación con el mismo trimestre del año anterior. La empresa ha negado cualquier alineación política directa, pero la percepción pública en ciertos sectores hispanos ha sido suficiente para encender la mecha.