
Pedro Sánchez ha decidido aplazar su comparecencia en el Congreso hasta el 9 de julio, en medio de la tormenta por el caso Koldo/Ábalos/Cerdán. Sánchez reduce el escándalo a un "supuesto" caso de corrupción de dos personas de su máxima confianza en el PSOE. El presidente descarta un adelanto electoral, alegando que su deber es evitar una coalición de PP y Vox, que considera perjudicial para España. Sus propios socios parecen dispuestos a apoyar la iniciativa del PP para forzar un pleno extraordinario este jueves, donde Sánchez tendría que dar la cara. El caso de corrupción sigue abierto, con nuevos informes esperados y la declaración de Koldo García en el Supremo el próximo lunes. Sánchez busca ganar oxígeno en un contexto que lo asfixia, pero su cobardía no es liderazgo, es rendición ante una realidad que lo acorrala. La Junta de Portavoces extraordinaria podría aprobar la convocatoria de un pleno extraordinario, acorralando al presidente.