
España ha experimentado un declive en los últimos años, pasando de ser un modelo de sanidad pública y estabilidad democrática a una situación de degradación institucional y moral. El presidente Pedro Sánchez es considerado el principal catalizador de este cambio, habiendo gobernado sin límites y sin alianzas genuinas. La economía gubernamental se sostiene gracias a la ayuda europea, pero la paciencia del norte se agota. El país ha perdido peso y prestigio en el plano internacional, y la única salida institucional es escuchar nuevamente a la ciudadanía. Se necesitan elecciones anticipadas, que podrían ser obligadas por factores como el frente judicial, la pérdida de aliados dentro del Partido Socialista o la presión social.