
Disney es muy celosa de que se conozca cualquier detalle relacionado con sus series y películas, especialmente con el Universo Cinematográfico de Marvel (UCM). La raíz del problema nació con Samuel L. Jackson, cuando su asistente descarga el guion de Los Vengadores y lo imprime, pero accidentalmente se imprime una segunda copia que es encontrada por un asistente de producción y vendida en Internet. Actualmente, las medidas de seguridad son más exhaustivas, como cuando Anthony Mackie recibe un guion, un joven de 21 años se sube a un avión, vuela a Nueva Orleans, viene a la puerta, cara a cara, y Mackie tiene que firmar por el guion. Las filtraciones siempre terminan sucediendo y anularlas por completo resulta una quimera.