
La banca de inversión europea ha frenado su caída en el mercado global, pasando de un 45% de cuota en 2013 a un 30% actual, pero ha logrado estabilizarse en los últimos tres años, con un 30% de cuota, después de haber llegado a un mínimo del 28% en 2021. Los bancos europeos se han reorganizado, abandonando negocios poco rentables y concentrándose en segmentos más lucrativos. Deutsche Bank y UBS han sido ejemplos de esta reestructuración, mientras que Santander, Deutsche Bank y BBVA han realizado fichajes para competir con los grandes bancos de Wall Street.