
En la selva de Perú, específicamente en el Gran Pajatén, se ha descubierto más de un centenar de estructuras arqueológicas gracias a nuevas técnicas como el escaneo LiDAR. El yacimiento, conocido desde 1963, es considerado uno de los sitios chachapoya más notables que se conservan, con edificaciones ceremoniales decoradas con frisos y mosaicos de piedra que representan figuras humanas. La civilización chachapoya floreció entre los siglos VII y XVI en los Andes nororientales de lo que hoy es Perú, organizándose en torno a señoríos regionales. El equipo de investigadores, liderado por el World Monuments Fund (WMF), ha identificado y documentado estas estructuras, lo que ha permitido entender al Gran Pajatén en su verdadera magnitud, no como un conjunto aislado, sino como parte de una red articulada de asentamientos prehispánicos de diferentes períodos. El estudio ha revelado que la presencia chachapoya en Gran Pajatén puede remontarse al siglo XIV y que el complejo es parte de un territorio jerarquizado e interconectado.