
El método 90-90-1, popularizado por Robin Sharma, consiste en dedicar los primeros 90 minutos de cada día durante 90 días consecutivos a un único objetivo. La fórmula se basa en los ritmos circadianos y la teoría de los cronotipos humanos, y sugiere que las primeras horas del día son el momento óptimo para trabajar en lo que más importa. Sin embargo, el método omite aspectos importantes de la gestión del tiempo y puede ser considerado un truco psicológico disfrazado de sistema. La clave del método es forzar un comportamiento que debería ser obvio: concentrarnos en lo importante cuando más energía mental tenemos. Investigadores de la Universidad de Nottingham descubrieron que el autocontrol está en su pico justo después de despertar, y luego se agota gradualmente durante el día.