
La necrópolis de Noisy-le-Grand, ubicada en las inmediaciones de París, cuenta con más de 1000 tumbas y abarca ocho siglos de historia funeraria, desde el siglo VI al siglo XIII. La excavación, dirigida por el Institut national de recherches archéologiques préventives (Inrap) y la asociación Archéologie des Nécropoles, ha revelado una ciudad de los muertos que documenta la evolución de las creencias, la demografía y la cultura material de la Francia altomedieval. Se han encontrado casi 1000 esqueletos in situ y unos 200 individuos desplazados, representativos de una comunidad rural. La mortalidad infantil es alta, con 162 menores de nueve años, y se observa un equilibrio relativo entre sexos. Las excavaciones han permitido recuperar medio centenar de hebillas de placa, cuchillos, dagas de tipo seax y una rara moneda de plata, vestigios que describen la moda, la jerarquía y las creencias de la élite local.