
José María Almoguera defiende a su madre, Carmen Borrego, de las críticas recibidas como directora de programas, asegurando que no tiene malas formas y que su exigencia se debe a su pasión por el trabajo y su deseo de obtener buenos resultados. Carmen Borrego había explicado que su costumbre de pedir un tigretón cada día se debía a una superstición y no a una imposición autoritaria. José María Almoguera ha trabajado con su madre en varios programas y asegura que ella es exigente pero no tiene malas formas.