
Aprendió a programar clandestinamente desde la cárcel con PCs viejos. Se convirtió en desarrollador y ahora ayuda a los demás
Rick Wolter pasó 18 años en prisión por homicidio. Descubrió un artículo en The Economist sobre la demanda de ingenieros de software y se obsesionó con la programación. Sin programas formativos en la prisión, Wolter y su amigo Mohammad instalaron Python en PCs viejos. Con material didáctico enviado por su hermano y tutoriales de MIT OpenCourseWare, Rick aprendió programación y luego enseñó a otros reclusos. Después de salir de la cárcel, se enfrentó a un mundo tecnológico evolucionado, estudió en un colegio comunitario y consiguió su primer trabajo como desarrollador en tres años. Actualmente lidera Underdog Devs, una organización sin ánimo de lucro que ayuda a personas con antecedentes penales a convertirse en desarrolladores.
La historia de Rick Wolter es verdaderamente inspiradora, pero el título podría ser más específico sobre cómo logró su transformación. La ironía y el humor en el artículo hacen que sea una lectura agradable.