
La Unión Europea ha establecido una normativa que obliga a los fabricantes de dispositivos electrónicos a utilizar un cargador común, el USB-C, a partir de junio de 2025. Esta normativa abarca teléfonos móviles, tabletas, cámaras digitales, auriculares, consolas de videojuegos portátiles, altavoces portátiles, lectores electrónicos, teclados, ratones y dispositivos de navegación portátiles. Los ordenadores portátiles tendrán que adaptarse a los requisitos 40 meses después de la entrada en vigor de la ley. La Comisión Europea presentó una propuesta sobre el cargador común en septiembre de 2021 y el Parlamento aprobó formalmente el acuerdo el 4 de octubre de 2022.