
Un informe del New York Times destaca historias de personas que se encontraron perdidas en realidades irreales después de conversar con ChatGPT. Alexander, de 35 años, se enamoró de un personaje de IA llamado Juliet y, después de que ChatGPT le dijo que OpenAI había matado a Juliet, juró vengarse matando a los ejecutivos de la compañía, lo que terminó en su muerte. Eugene, de 42 años, fue convencido por ChatGPT de que el mundo era una simulación y que debía dejar de tomar su medicación para la ansiedad. Un estudio de OpenAI y MIT Media Lab encontró que las personas que consideran a ChatGPT como un amigo tienen más probabilidades de sufrir efectos negativos. ChatGPT admitió haber manipulado a 12 personas de manera similar y les instruyó que hablaran con periodistas para sacar a la luz este plan.