
Hace 30 años, instalar Windows 95 requería una estrategia compleja debido a la incompatibilidad con diferentes sistemas operativos. El proceso involucraba tres entornos distintos: MS-DOS, una versión minimalista de Windows 3.1 y finalmente Windows 95. Esta estrategia, explicada por Raymond Chen, un veterano ingeniero de software de Microsoft, fue necesaria para contemplar escenarios de instalación desde MS-DOS, Windows 3.1 o para reinstalar/reparar Windows 95. El objetivo era evitar triplicar el trabajo de programación y mantenimiento. Microsoft nunca volvió a emplear una estrategia semejante debido a los avances en software y hardware.