
En Japón, después de la Semana Dorada, muchos trabajadores experimentan un bajón emocional conocido como 'la enfermedad de mayo', que puede llevar a la depresión y la necesidad de renunciar al empleo. Para evitar el conflicto con sus jefes, algunos trabajadores pagan a empresas especializadas para que presenten su renuncia, con tarifas que oscilan entre 124 y 310 euros. Estas empresas reciben hasta 150 solicitudes diarias y acumulan cerca de 11.000 casos al año. La cultura laboral en Japón se basa en la lealtad incondicional y el sacrificio personal, lo que convierte la renuncia en un tabú. Las jornadas laborales interminables y la presión constante contribuyen a una crisis de salud mental grave, con cerca de 3.000 suicidios relacionados con el trabajo cada año.