
Pedro Sánchez ha vuelto a ceder ante las exigencias del independentismo catalán con el llamado 'cupo antiarancelario', otorgando un 25% de las ayudas destinadas a mitigar el impacto de los aranceles, equivalentes a 3.500 millones de los 14.100 totales, a empresas catalanas. Esta decisión confirma su preferencia por gobernar con el independentismo catalán y vasco, y la extrema izquierda, antes que buscar consensos con el PP. Sánchez eligió este camino hace siete años y ha mantenido su estrategia de priorizar a estos partidos sobre la centralidad y la unidad de España.