
China ha desarrollado un ejército de robots para mantener su economía viva en caso de un conflicto global, invirtiendo en automatización y tecnologías emergentes, lo que le permitiría producir de manera autosuficiente y mantener su posición como líder mundial, con un enfoque en la producción continua y no solo en armamento, y podría convertirse en la única nación capaz de seguir produciendo sin depender de su fuerza laboral humana