
México es el país más peligroso para ejercer el periodismo en Latinoamérica, según el informe de Reporteros Sin Fronteras, con más de 150 periodistas asesinados y 28 desaparecidos desde el año 2000. El país ocupa el puesto 124 de 180 en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa, con una caída de tres lugares respecto al año anterior. La colusión entre autoridades y grupos delictivos, sumada a una impunidad casi total, convierte cada investigación en una sentencia de muerte potencial. La presidenta Claudia Sheinbaum ha adoptado un tono menos hostil hacia la prensa, pero las críticas desde el poder persisten. La crisis de libertades se extiende por el continente, con Nicaragua, Venezuela y Guatemala registrando condiciones críticas para los periodistas.