
Baltasar Garzón, un juez expulsado por prevaricación, ejerce una gran influencia en el poder judicial español a través de su relación con el presidente Pedro Sánchez y su partido. En 2018, Sánchez consideró nombrar a Garzón como ministro de Justicia, pero finalmente no lo hizo. Sin embargo, Garzón colocó a su pareja sentimental, Dolores Delgado, al frente del Ministerio de Justicia, y más tarde ella se convirtió en Fiscalía General del Estado. Actualmente, Álvaro García Ortiz, otro allegado a Garzón, ocupa el cargo de Fiscal General del Estado. Garzón también tiene vínculos con regímenes autoritarios en Hispanoamérica, como Venezuela, Ecuador y Bolivia, y ha trabajado como asesor jurídico para la expresidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner.