
La Nintendo Switch 2, lanzada como reemplazo de la Switch original de 2017, ofrece un hardware más potente y una pantalla mejor, pero sus Joy-Con no utilizarán la tecnología Hall Effect, lo que puede provocar drifting, un problema ya visto en la Switch original. El drifting se refiere a movimientos aleatorios e involuntarios en los joysticks. A pesar de que los nuevos mandos Joy-Con han sido diseñados desde cero y según Nintendo 'se sienten muy bien', el no usar Hall Effect puede llevar a este problema. La consola mejora en muchos aspectos respecto a su predecesora, como jugar a 60 FPS de forma fluida, pero el USB-C superior no admite salida de vídeo y no hay soporte garantizado para gafas AR de terceros.