
En la década de 1980, Kim Jong-il, hijo del dictador Kim Il-sung, secuestró a la actriz Choi Eun-hee y al director Shin Sang-ok para impulsar la industria cinematográfica norcoreana. Choi fue engañada con una oferta de trabajo en Hong Kong y trasladada a Corea del Norte en 1978, mientras que Shin fue secuestrado seis meses después. La pareja vivió en una villa de lujo y produjo alrededor de 17 películas en 2 años y medio, incluyendo 'Pulgasari', una versión comunista de Godzilla. En 1986, lograron escapar durante un viaje a Viena y buscaron refugio en la Embajada de EE.UU. El régimen norcoreano borró sus nombres de los créditos y prohibió la exhibición de sus películas. Shin murió en 2006 y Choi en 2018. El episodio marcó un antes y después en la historia del cine norcoreano, revelando el extremismo político y la ambición artística de Kim Jong-il.