
La Comisión Europea propone una estrategia para potenciar el mercado interno, identificando diez barreras que impiden su funcionamiento, como la dificultad de operar en otro Estado miembro, la complejidad de la normativa comunitaria y la fragmentación de estándares. Estas barreras generan una carga equivalente a aranceles de entre el 50% y el 110% a las compañías. La Comisión propone armonizar estándares, facilitar el reconocimiento de cualificaciones profesionales y agilizar la creación de estándares comunes. El objetivo es reducir estos aranceles y hacer ganar competitividad a la industria europea, con un posible beneficio de duplicar los beneficios del mercado único, que actualmente aporta un 4% del PIB europeo y ha creado más de 3,6 millones de empleos.