
Antonio Sánchez, conocido como 'el Tato', nació en febrero de 1831 en el barrio sevillano de San Bernardo. Fue un torero que se ganó el apodo por su afición a asistir a todas las fiestas y eventos. Empezó como novillero y se convirtió en una figura habitual en las plazas a mediados del siglo XIX. Una cornada en la pierna en 1869 truncó su carrera, pero no su empeño en estar en todas partes. Volvió a torear con una prótesis ortopédica, aunque finalmente tuvo que dejarlo. Murió en 1895, pero su legado se convirtió en una frase habitual del lenguaje coloquial: 'ni el Tato' se usa para describir un evento vacío o sin interés.