
Rafael Louzán, presidente de la RFEF, se reunión con árbitros españoles durante cuatro horas para discutir las tensiones y ataques que reciben. Los árbitros solicitaron más ayuda y protección, mientras que Louzán se comprometió a mejorar la comunicación y la representación en la Asamblea. La RFEF también planea lanzar una campaña para reducir la violencia y el odio contra los árbitros, y se está considerando un modelo de sindicación similar al francés.