
Los Juegos Hereos, también conocidos como Heraia, eran un certamen deportivo femenino que se celebraba en la antigua Grecia en honor a Hera, diosa del matrimonio y la fertilidad. Estos juegos se llevaban a cabo en el estadio de Olimpia, el mismo lugar donde se celebraban los Juegos Olímpicos masculinos. La única prueba de los Juegos Hereos era una carrera a pie adaptada para las jóvenes, con una longitud reducida en aproximadamente una sexta parte respecto a la de los hombres, unos 160 metros. Las corredoras se dividían en tres grupos según su edad y llevaban un vestuario característico, incluyendo un quitón o túnica corta que dejaba al descubierto la pierna hasta por encima de la rodilla. Las ganadoras de cada categoría recibían una corona de ramas de olivo y una porción de la vaca sacrificada a Hera. Los Juegos Hereos se celebraban cada cuatro años y estaban vinculados a un ritual aún más antiguo, la ofrenda de un peplo o manto tejido para la diosa Hera por un grupo de mujeres llamadas las Dieciséis. El festival se remonta al menos al siglo VI a. C. y se considera un ritual de iniciación previo al matrimonio, como los existentes en otras regiones del mundo griego.