
Cubrir los espejos retrovisores con bolsas de plástico es una práctica que responde a necesidades concretas de protección del vehículo cuando está estacionado durante largos periodos. Permite evitar la congelación de los espejos en invierno, proteger contra arañazos y suciedad, reducir reflejos que puedan atraer a aves y disuadir intentos de robo o vandalismo. No infringe ninguna normativa siempre que el vehículo esté estacionado, pero es importante retirarlas antes de circular. Se recomienda utilizar fundas integrales, encerar el vehículo periódicamente, evitar aparcar bajo árboles y estacionar en zonas bien iluminadas.