
La estatua del Oso y el Madroño en la Puerta del Sol de Madrid ha sido objeto de toqueteo por parte de turistas y vecinos durante años, lo que ha provocado que la cola y una pata del oso estén decoloradas. La tradición de tocar la estatua se cree que trae buena suerte y garantiza el regreso a la ciudad. La estatua, obra del escultor Antonio Navarro, ha estado en la plaza desde enero de 1967 y ha cambiado de ubicación varias veces. La costumbre de tocar la estatua se ha expandido gracias a las redes sociales, y se ha convertido en una tradición. El historiador José Manuel Moreno señala que el toqueteo de la estatua no es una moda nueva y que hay otras esculturas que son víctimas del mismo fenómeno. La pregunta del millón es quién fue el primero en tocar la escultura y cómo se ha expandido tan rápido.