
En el yacimiento romano de Driffield Terrace, cerca de York, se encontraron 80 esqueletos de hombres jóvenes con signos de lesiones y vida dura, enterrados entre los siglos II y III d.C. Uno de ellos, un varón de 26 a 35 años, mostraba señales de haber sufrido una mordedura fatal en la pelvis causada por un gran felino, posiblemente un león. El análisis sugiere que se trataba de un bestiarius, un tipo de gladiador entrenado para enfrentarse a fieras. El hallazgo desmonta la idea de que los gladiadores luchaban exclusivamente en el Coliseo y sugiere que existió un anfiteatro en York.