
Los viñedos del sur de España enfrentan un desafío crucial debido al calentamiento global, que acelera el crecimiento de las vides y la maduración de sus frutos, lo que deriva en uvas con más azúcar y vinos más alcohólicos. Un grupo de expertos ha apostado por recuperar variedades autóctonas como la Palomino Fino y la Mantúo de Pilas, que podrían ser la clave para mantener la viabilidad del viñedo sin depender de variedades foráneas más vulnerables. Además, se están redescubriendo prácticas antiguas de cultivo y vinificación, como el secado parcial natural de las uvas o la fermentación con pieles y semillas en variedades blancas, que dan lugar a vinos con nuevos matices y mayor complejidad. Investigadores del Instituto de Investigaciones Vitivinícolas y Agroalimentarias (IVAGRO) han evaluado el impacto de estas estrategias en distintos microclimas del sur y sugieren que combinar uvas tradicionales con métodos históricos de vinificación mejora la resistencia del cultivo sin sacrificar calidad.