
En Lorca, el bordado lorquino, una tradición con siglos de historia, fue clave para el nacimiento de este arte debido a su estratégica posición geográfica. En 1779, una Real Orden de Carlos III permitió a las mujeres convertirse en artesanas de la aguja. Hoy en día, son principalmente mujeres las que se dedican a este oficio. El bordado lorquino fue declarado Bien de Interés Cultural en España en 2014 y ahora busca convertirse en Patrimonio Inmaterial de la Humanidad de la Unesco. Las bordadoras de la ciudad trabajan sin descanso en los bordados de los mantos, túnicas y estandartes de los Pasos de la Semana Santa de Lorca. Estos desfiles son una de las manifestaciones más espectaculares y singulares de la Semana Santa en España. La rivalidad entre los pasos blancos y azules es una característica única de esta celebración. Detrás de este espectáculo hay un arduo trabajo que dura todo un año y millones de puntadas. Las bordadoras emplearon casi 4.500 horas de trabajo en 2023. Un estandarte requiere unos cuatro años de trabajo, a un ritmo de bordado de ocho horas al día entre varias manos. El coste de uno de estos estandartes puede superar los 70.000 euros. La ciudad de Lorca se afana en hacer del bordado una profesión perdurable y atractiva para las generaciones más jóvenes.