
Wallis Simpson, la mujer por la que el rey Eduardo VIII abdicó, vivió una vida de lujo y ocio después de su boda en 1937. Sin embargo, tras la muerte de Eduardo en 1972, su situación empeoró. Una abogada francesa, Suzanne Blum, se convirtió en la administradora de sus bienes y la mantuvo secuestrada en su residencia del Bosque de Bolougne, despojándola de sus bienes. Wallis cayó en la demencia y murió el 24 de abril de 1986, a los 89 años, casi indigente y sin poder hablar. Fue enterrada en Londres, junto a la tumba de Eduardo VIII.