
El príncipe Harry considera abandonar el apellido Mountbatten-Windsor, que desde 1960 usan los descendientes de la reina Isabel II y el príncipe Felipe. Ha conversado con su tío Charles Spencer sobre esta posibilidad, quien le aconsejó no hacer este cambio. Este cambio afectaría a sus hijos Archie y Lilibet, que hoy llevan el apellido real y tienen títulos. La determinación de Harry podría romper lazos históricos y marcar una distancia definitiva con la familia real. Meghan Markle ha guardado silencio ante esta situación.