
La audiencia de Supervivientes ha mostrado su descontento con el trato preferencial hacia Anita y Montoya, quienes recibieron una velada romántica en Cayo Paloma y fueron apartados del resto de concursantes para hablar de su relación. Esto ha generado críticas y malestar entre los espectadores, que consideran que se ha roto la dinámica competitiva del formato. La organización del programa ha sido acusada de explotar la historia de la pareja para generar contenido, lo que ha llevado a una creciente desconfianza hacia la legitimidad del concurso.