
El rey Felipe VI viajó 2.349 kilómetros desde Roma, donde asistió al funeral del Papa Francisco, hasta Sevilla para presenciar el encuentro Barcelona-Real Madrid. Llevaba un traje negro con raya diplomática, camisa azul y corbata verde, que escondía un mensaje oculto relacionado con la monarquía española. La infanta Sofía no pudo acompañar a su padre debido a sus estudios en Gales. El rey fue recibido con aplausos y cánticos por la afición madridista, pero también con pitadas por parte de los hinchas del Barcelona.