
La Sociedad Europea de Química ha propuesto una nueva tabla periódica que redefine la forma en que vemos los elementos, utilizando una escala logarítmica para asignar un tamaño proporcional a la abundancia de cada elemento. La tabla también incorpora colores que revelan el nivel de disponibilidad futura de cada elemento, advirtiendo sobre la inminente escasez de algunos materiales como el helio, el telurio y el indio. Esto podría afectar la innovación científica y tecnológica, ya que muchos de estos materiales se encuentran en tecnologías comunes. La tabla también pone de relieve el origen de algunos componentes, como el oro, el estaño y el tántalo, que provienen de zonas de conflicto. Además, se destaca la obsolescencia programada y la pérdida de elementos como el indio en vertederos y plantas de reciclaje informales. La nueva tabla periódica también propone el uso de iones altamente cargados para una generación inédita de relojes atómicos ópticos, que podrían medir el tiempo con una precisión mil veces superior a la actual.